mayo 8, 2018
Oceana realiza inédita expedición científica en el norte de Chile
En la zona de Pisagua, en la región de Tarapacá, un grupo de científicos de Oceana en conjunto con la Universidad Arturo Prat llevan a cabo un trabajo en terreno que generará por primera vez una amplia base de datos sobre la riqueza submarina existente en esta zona del país.
“Casi no existen datos científicos en esta zona del norte de Chile, aunque se sabe que tiene el potencial de convertirse en un sitio prioritario para la conservación, fundamentado por las primeras filmaciones que realizamos el año pasado”, explica el Director de Ciencias de Oceana Chile, Matthias Gorny a propósito de la inédita expedición que lidera en Pisagua, región de Tarapacá.
En específico, lo que busca el equipo de Oceana, con el apoyo de Guillermo Guzmán, académico de la Facultad de Recursos Naturales No Renovables de la Universidad Arturo Prat (UNAP) es estudiar cómo afecta la productividad de la zona a la biodiversidad del borde costero. En esta parte del norte de Chile se produce un fenómeno oceanográfico conocido como surgencia, donde aguas profundas ricas en nutrientes, emergen hacia las aguas superficiales posibilitando la abundancia de fitoplancton, lo que a su vez sirve de alimento para toda la cadena trófica que habita/transita por la zona, similar a lo que ocurre en la zona de La Higuera, en la región de Coquimbo.
La surgencia es una de las razones que explican la alta productividad del mar en Chile, pero en la zona de Pisagua encontramos otro fenómeno que se cree que puede influir: la presencia de bacterias thioploca, las cuales fueron descubiertas en 1962 en el norte de Chile por Víctor Ariel Gallardo, académico de la Universidad de Concepción. “Luego de todos estos años, esta expedición busca estudiar como estas bacterias hoy día se distribuyen en la zona. Creemos que tienen relación con la productividad de esta área del mar de Chile”, explica Gorny.
Para el profesor Guzmán, este estudio es el inicio de investigaciones sistemáticas del ambiente submarino del norte grande de Chile, ya que “sólo así podremos entender qué sistemas son más vulnerables, cuáles tienen una mayor diversidad, qué potenciales especies están en peligro y cuáles debemos proteger”, afirma. “Son escasos los antecedentes biológicos que existen en el sector, motivo por el cual la realización de esta expedición permitirá obtener los primeros datos de la fauna submarina”, agrega.
Para hacer el registro de la biodiversidad existente en la zona, el equipo de Oceana utiliza un robot submarino conocido como ROV y una Drop Cam, los cuales permiten captar imágenes de alta resolución a una profundidad mucho mayor que la que se podría alcanzar mediante buceo, técnica que también se está utilizando en esta expedición. Luego de revisar las filmaciones y analizar su contenido, se toman muestras biológicas para su posterior estudio en el laboratorio, mediante muestreos que permiten caracterizar las especies presentes en el ecosistema.
Una vez terminada la expedición, los equipos de Oceana y la Universidad Arturo Prat procederán a analizar el material obtenido para luego dar a conocer los resultados a la comunidad científica, las autoridades y al público en general.