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septiembre 23, 2020

Estatus del Sistema de alerta del ENSO: ¡Advertencia de La Niña!

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Anchovetas y lobos marinos en el norte de Chile
©OCEANA| Mar en Sepia

Según el Centro Nacional de Predicciones Climáticas (NCEP) y el Servicio Meteorológico Nacional de (NWS) de Estados Unidos, tenemos actualmente condiciones de La Niña y es probable que continúen hasta el invierno del hemisferio norte: “En agosto, se presentaron condiciones de La Niña, con la Temperatura Superficial del Mar (TSM) por debajo del promedio a través del centro y este del océano Pacífico ecuatorial”*.

¿Qué significan estas condiciones? ¿Cómo afecta La Niña, por ejemplo, a las pesquerías? Y ¿Tiene todo esto algo que ver con el cambio climático?

Para poder entender de qué se tratan estas condiciones, es necesario saber que “La Niña” (LN) es parte de un proceso natural llamado ENOS, que se refiere a oscilaciones de la temperatura en el océano, “El Niño” (EN), y en la atmósfera, sobre el Pacífico, Oscilación del Sur (OS). Estas oscilaciones se expresan mediante una fase cálida que conocemos como “El Niño” y una fase fría que se denomina “La Niña”.

El término “El Niño” fue creado en el pasado por pescadores de Paita, en el norte de Perú, quienes nombraban así a una corriente cálida que se presentaba al principio de Navidad frente a la costa, en referencia al niño Jesús. Actualmente se sabe que los efectos de ENOS se notan desde el norte de Chile hasta las costas de América del Norte y, al parecer, un ciclo fuerte de El Niño puede afectar incluso las condiciones climáticas en África del Sur, Australia e Indonesia (1).

Para entender estos complejos procesos hay que saber que la Oscilación del Sur se refiere a cambios de presión atmosférica que alteran entre el lado este y oeste del Pacifico sur. Para cuantificar esta oscilación, y poder saber en qué fase nos encontramos, se calcula un índice en base a la diferencia de la presión atmosférica medida en Rapa Nui (Isla de Pascua), y en el norte de Australia. Cuando este índice es negativo, es decir, cuando se observa una presión baja en Rapa Nui, se generan temperaturas superficiales del mar por sobre el promedio normal en la costa este del Pacifico, en Perú y el norte de Chile, y significa que nos encontramos en la fase de El Niño.

Por el contrario, cuando el índice es positivo y se puede observar un debilitamiento de la corriente contra-ecuatorial, y las aguas cálidas provenientes de las costas asiáticas afectan poco la temperatura de las aguas del pacifico en el lado de América, nos encontraríamos en la fase de La Niña, lo que precisamente está pasando en la actualidad. En consecuencia, se produce un enfriamiento anormal de las aguas ecuatoriales del Océano Pacífico Tropical que resulta en condiciones climáticas y oceánicas considerablemente opuestas a El Niño. Recientes caídas de nieve en la isla Selkirk, en el Archipiélago de Juan Fernández, se vinculan a este enfriamiento.

                                                                                                              Fotografía captada por pescadores de la isla Alejandro Selkirk, 2020

                           Fotografía captada por pescadores de la isla Alejandro Selkirk, 2020.

Las pesquerías y La Niña

Los ecosistemas marinos de las costas en el este del Pacifico, como lo son las costas de Perú y de Chile, son algunos de los más productivos del mundo debido a la presencia del Sistema de la Corriente de Humboldt (SCH) desde el sur de Chile, casi a la altura de Chiloé, hasta el Ecuador y las islas Galápagos (2) (Fig1.). Esta riqueza se expresa en la abundancia de peces pelágicos como la anchoveta, la sardina y el jurel, entre otros, y se genera por la combinación de procesos de surgencias, el sistema de vientos y la geomorfología de las costas.

La abundancia del SCH se genera por la surgencia de aguas frías desde las profundidades hacia la costa. Estas aguas son bien oxigenadas y ricas en nutrientes, proliferando la vida marina en aguas costeras que, normalmente, son de poca diversidad y productividad dada la falta de oxígeno y nutrientes. Zonas de surgencias que producen la riqueza en los ecosistemas costeros se encuentran a lo largo de la costa chilena frente a Concepción, en Talcahuano; Coquimbo, específicamente en lo que hoy conocemos como el Archipiélago Humboldt; y también cerca de Antofagasta y Pisagua, en el norte grande, entre otros (Fig.2). La riqueza se genera rápidamente porque las tramas tróficas son comparablemente cortas: prolifera el plancton que alimenta a anchovetas y sardinas que, a su vez, son presa de depredadores como el jurel. Sin embargo, factores oceanográficos físicos como la temperatura y salinidad afectan la distribución espacial de estos peces.

 

                           

Fig 1. Corrientes presentes frente a las costas de Chile.

  

 

Fig.2. Grafico generado por Thiel et al. (2) mostrando las zonas de surgencia en Chile por regiones y por unidad pesquera (fishery unit). Los puntos negros corresponden a zonas principales de surgencia. Los puntos grises corresponden a zonas menos frecuentes y/o intensas de surgencia.

Las oscilaciones del ENOS afectan la productividad del SCH principalmente por alteraciones en las temperaturas del mar. Así, en el pasado, se ha observado que en condiciones fuertes de El Niño han ocurrido invasiones de 100 especies de peces costeros desde aguas tropicales hacia las costas del norte de Chile (3). Las aguas cálidas costeras que provoca EN desplazan la termoclina (el límite entre aguas cálidas y frías) drásticamente hacia la profundidad y frenan así los efectos de surgencia, resultando en escasez de nutrientes y, por ejemplo, en el desplazamiento de la anchoveta y sardina hacia el océano, costa afuera, para evitar las temperaturas elevadas y la falta de alimento. En casos extremos, como el ocurrido durante EN de 1982 y 1983, la biomasa extremadamente reducida de la anchoveta y sardina llevó a las pesquerías en Perú y en Chile al colapso (1,2). Sin embargo, el mismo EN ha generado el crecimiento de biomasa del jurel (5).

A diferencia de lo anteriormente mencionado, durante las fases frías de La Niña los efectos de la surgencia pueden incluso aumentar y la abundancia de peces como la anchoveta se mantiene a niveles normales o crece. Esto último se observó recientemente, encontrándose mayor biomasa de anchoveta entre las regiones de Arica y Parinacota y Antofagasta (4), duplicando valores históricos de estimaciones de biomasa que se tenían entre 1996 y 2018 (Fig.3). 

                                                                              

Fig.3 Variaciones interanuales de la estimación de la biomasa de anchoveta Engraulis ringens entre Arica y Antofagasta; Figura publicada en el informe técnico del Comité Científico Técnico de Pequeños Pelágicos (CCT-PP) (4).

Según el reciente análisis de datos históricos publicados por la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y Agricultura (FAO), la anchoveta es la especie más beneficiada por una fuerte La Niña (Fig.3). Otras especies entre las cuales LN causa efectos más bien positivos a lo largo de todo el SCH son las macroalgas, crustáceos como jaibas, principalmente en el norte de Chile, y la sardina austral. Sin embargo, hay que considerar que el enfriamiento de aguas superficiales y subsuperficiales resulta en la agregación de anchovetas adultas y juveniles en la misma zona y, si las condiciones se mantienen por un plazo más prolongado, el alimento puede hacerse escaso dada la alta depredación. Otras especies, en cambio, sufren durante la LN por el enfriamiento del agua, especialmente los atunes, la jibia, la merluza común (Merluccius gayi gayi) y la merluza austral (Merlucius australis); mientras que entre los invertebrados se ven afectados las langostas y bivalvos como la macha o el ostión (cf. Fig.4).

                                                                         

Fig.4. Tabla publicada por la FAO, indicando impactos positivos o negativos provocados por ENOS de acuerdo con distintas magnitudes de las fases de calentamiento (El Niño) y de enfriamiento (La Niña). También se señala el área donde HCS se refiere a todo el sistema de la corriente de Humboldt; NHCS, al norte del HCS (desde el norte de Chile hasta el sur de Ecuador) y SHCS al sur (Chile central hasta el sur de Chile).

Históricamente fuertes EN han aparecido con frecuencias que van de los 2 a 7 años (1) pero es factible que el cambio climático global pueda alterar la frecuencia entre fases cálidas y de enfriamiento. Pese a lo anterior, al analizarse datos históricos desde hace unos 500 años, no se evidencia un aumento en la frecuencia de EN ni tampoco en sus magnitudes (1). Igualmente, los expertos discuten qué efectos provocados por ENOS podrían ser más pronunciados actualmente en comparación con el futuro, mientras el cambio climático avanza en el tiempo. En palabras simples, cuando hay cambios, es factible que los efectos sean más fuertes, comparables con el movimiento de un péndulo que al inicio siempre es mas fuerte para luego disminuir su movimiento en ambas direcciones.

No obstante, ya se ha diagnosticado que Chile se verá drásticamente afectado por el cambio climático, que impactará nuestros mares y afectará la surgencia, a la extensión de zonas de mínimo de oxígeno, la dirección e intensidad de los vientos costeros y al oleaje, entre otros (6). Probablemente, estos impactos aceleren o aumenten los efectos causados por las oscilaciones ENOS y, a largo plazo, algunas especies se vean beneficiadas mientras que la biomasa o rango de distribución de otras se vea reducida o, incluso, algunas desaparezcan para siempre. Es por ello la importancia de preocuparse de la diversidad y sustentabilidad de los recursos marinos que tenemos hoy en día.

 

Bibliografia

(1) Arntz, WE & Fahrbach E (Eds).(1996) El Ninho: experimento climitico de Ia naturaleza. Fondo de Cultura Economica, Ciudad de Mexico, Mexico. 312 pp.

(2) Thiel M., E.C. Macaya, E. Acuña, W.E. Arntz, H. Bastías, K. Brokordt, P.A. et al. (2007). The Humboldt Current System of Northern and Central Chile: Oceanographic processes, ecological interactions and socioeconomic feedback. Oceanography and Marine Biology. 45: 150 pp.

(3) Sielfeld, W., Laudien, J., Vargas, M., & Villegas, M. (2010). El Niño induced changes of the coastal fish fauna off northern Chile and implications for ichthyogeography. Revista de Biología Marina y Oceanografía. 45(S1), 705-722.

(4) Informe Tecnico N°5, 6° Session, 16ß18 de Octubre de 2019 del comité cientifico tecnico de pequenos pelagicos (CCT-PP), entregado a Subpesca, 52 pp.

(5) Bertrand, A., Lengaigne, M., Takahashi, K., Avadí, A., Poulain, F. & Harrod, C. (2020). El Niño Southern Oscillation (ENSO) effects on fisheries and aquaculture. FAO Fisheries and Aquaculture Technical Paper No. 660. Rome, FAO. https://doi.org/10.4060/ca8348en.

(6) Yañez, E., Lagos, N. A., Norambuena, R., Silva, C., Letelier, J., Much, K.-P., et al. (2017). “Impacts of climate change on marine fisheries and aquaculture in Chile,” in Climate Change Impacts on Fisheries and Aquaculture, eds B. F. Phillips and M. Pérez-Ramírez (Hoboken, NJ: John Wiley and Sons, Ltd), 239–332. doi: 10.1002/9781119154051.ch10

* Traducción libre del autor de este blog