Conociendo los recursos marinos de Chile: La merluza común - Oceana Chile
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septiembre 7, 2018

Conociendo los recursos marinos de Chile: La merluza común

© Oceana I Mauricio Altamirano

La merluza común (Merluccius gayi gayi) fue por décadas era una de las especies más consumidas por chilenos y chilenas. Lamentablemente, desde 2014 sus registros han sido críticos y en la actualidad se encuentra en estado de sobreexplotación producto de diversidad factores; la pesca excesiva, la pesca de arrastre de fondo y la pesca ilegal no han permitido la recuperación de esta pesquería emblemática para el país.

La merluza común, popularmente conocida como “la pescada” es un pez demersal, es decir, vive en las profundidades del mar entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos. Su tamaño promedio es de 35 centímetros, pero las hembras son algo más grandes. La especia vive aproximadamente 15 años.

Es un depredador bentónico universal, es decir, se alimenta de calamares, diversos crustáceos como los langostinos e incluso llega puede alimentarse de otras merluzas también. Presenta un ciclo reproductivo parcial, por lo que puede procrear durante todo el año, pero su peak es entre julio y octubre.

La merluza común es una de las beneficiadas con el fenómeno oceanográfico que se produce frente a las costas chilenas, conocido como surgencia, cuando corrientes de agua cálidas se juntan con aguas frías generándose las condiciones perfectas para la proliferación de muchas especies, entre ellas, la pescada.

Pesquería

La historia de la pesca de la merluza es bastante amplia. Su explotación a nivel industrial comienza en la segunda mitad del siglo XX y desde entonces la disponibilidad del recurso ha variado significativamente. En la época contemporánea, la pesquería de la merluza está en estado de sobreexplotación, con acceso cerrado a nuevos operadores y los principales mercados de exportación son Estados Unidos, Alemania, Venezuela, Australia, Brasil y España.

Desde 2005 ha habido un agotamiento paulatino del recurso, lo que se explica por varias razones. Primero, existe en el país una institucionalidad que no cuenta con las herramientas necesarias para una fiscalización sistematizada y efectiva del cumplimiento de cuotas y frenar así la pesca ilegal. Lo segundo se debe a una subestimación de la biomasa total y por años se ha pescado más de lo que correspondiente para mantener la una biomasa equilibrada del recurso. Lo tercero tiene relación con la pesca de arrastre de fondo, arte de pesca utilizado por la industria para la extracción de la merluza lo que conlleva a una degradación del fondo marino y con ello del ecosistema en el cual la especie puede seguir su desarrollo sustentable.

La cuota anual impuesta para 2020 fue sentada en 37.900 toneladas al año, el peak de extracción fue en 2001 con 122.000 toneladas. Como una forma de prevenir el colapso de la merluza común, se impuso una veda que se aplica durante todo el mes de septiembre. Sin embargo, esa medida no es suficiente para recuperarla, por lo que se han propuesto acciones complementarias que aseguren una recuperación sostenida en el tiempo: fiscalización meticulosa e incisiva a la pesca ilegal, extender la veda a tres meses al año, decretar una talla mínima de extracción de 38 centímetros y terminar con la pesca de arrastre de fondo de esta especie.

La merluza común (Merluccius gayi gayi) es uno de los pilares de la industria pesquera en Chile, lamentablemente, las medidas instauradas para su protección ya no son suficientes y se hace urgente detener su sobreexplotación para asegurar que la pescada en las futuras generaciones.