Transparencia en la industria salmonera: llegó la hora - Oceana Chile
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marzo 25, 2019

Transparencia en la industria salmonera: llegó la hora

OCEANA I Eduardo Sorensen

La Comisión de Pesca y Acuicultura de la Cámara de Diputados se encuentra discutiendo un proyecto de ley sobre captura de salmones escapados de granjas acuícolas, cuyo artículo 4 establece la obligación de publicar de forma mensual, información sobre la cantidad y clase de antibióticos utilizados junto a la respectiva biomasa, mortalidad y cosecha por empresa y centro de cultivo. Una excelente noticia que permitiría avanzar en transparencia y conocer información importante que por años ha permanecido en las sombras, por la negativa de las empresas de entregar los datos voluntariamente.

Oceana ha solicitado desde 2014, año tras año al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), la información, vía Ley 20.285 de Transparencia y Acceso a la Información, sobre el uso de antibióticos de la industria salmonera por empresa y centro de cultivo, con el fin de conocer las diferencias que existen entre las compañías, informar a los consumidores, y garantizar el escrutinio público de las labores de fiscalización que tiene Sernapesca. Lamentablemente, la mayoría de las salmoneras se han negado de manera sistemática a proporcionar estos datos, aduciendo que, al revelarlos, se comprometen sus derechos económicos y comerciales. Ha sido luego de largas disputas judiciales, que han tomado casi cuatro años, que hemos obtenido datos que no permiten evaluar la situación actual. 

Como Oceana, nos preocupa el elevado uso de antibióticos utilizados para controlar las enfermedades bacterianas que aquejan a la industria, principalmente por tres razones: la primera, es la generación de resistencia bacteriana en el ambiente, respecto de la cual existen publicaciones académicas sobre la situación en Chile que dan cuenta del problema y la que eventualmente podría transmitirse a los humanos; la segunda, el daño ambiental de zonas que alguna vez fueron prístinas y en las que hoy se producen 900 mil toneladas anuales de salmones en los ecosistemas del sur de Chile, y la tercera, que la industria salmonera ha ocupado casi toda la gama existente de antibióticos disponibles en el mercado, usando en cinco años aproximadamente 1.750 toneladas de florfenicol, un solo compuesto que no ha sido eficaz en frenar la expansión de la enfermedad Piscirickettsia salmonis (SRS), lo que se suma a lo infructuoso que ha sido encontrar una vacuna para prevenirla, a pesar de usar tecnología de punta.

Estamos ante una bomba de tiempo que en uno o dos años podría resultar en altas mortalidades y pérdidas económicas, debido a la inefectividad de este antibiótico producto de la generación de resistencia en las bacterias que causan la enfermedad.

Aparte de las consecuencias en el medio ambiente marino, lugar donde van a parar los restos de antibióticos, hoy existe preocupación mundial por las posibles consecuencias del uso desmedido de antimicrobianos. Más del 95% de los antibióticos usados en la salmonicultura mundial, se utilizan en Chile, que es el segundo productor de salmones a nivel global, mientras que la mayor cantidad de importaciones de antibióticos tanto para uso humano como animal es por parte de la industria salmonera.

La Organización Mundial de la Salud ha reconocido que el uso excesivo de antibióticos, tanto en animales como humanos, puede contribuir a la aparición de la resistencia bacteriana, el problema de salud global que causará la mayor cantidad de muertes al año 2050, ante lo cual el organismo internacional ha llamado a reducir su uso y restringirlos completamente cuando se destinen al crecimiento o prevención de enfermedades sin diagnóstico previo.

Los países desarrollados han aprendido que la transparencia es un elemento vital para la toma correcta de decisiones. También lo es para los consumidores que cada vez exigen alimentos producidos con conciencia ambiental.

Esperamos que los parlamentarios aprueben la moción, la cual sería un primer paso para que la transparencia en esta industria se transforme en un deber esencial, permitiendo a la sociedad civil tener acceso a información relevante de manera permanente.