enero 19, 2024
Tratado de Alta Mar: avanzando hacia la protección del océano en aguas internacionales
BY: Felipe Paredes
Topics: Protección de hábitats marinos
Durante los últimos años, Chile ha demostrado real compromiso en la protección de su mar, creando áreas marinas protegidas que actualmente cubren el 43% de la superficie de su océano, logros que muy pocos países del mundo han alcanzado. Pero la ambición de Chile por generar figuras de protección en el océano no se remite únicamente a las aguas bajo su jurisdicción nacional.
Con la reciente ratificación en el Congreso Nacional del Tratado para la Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad Marina Más Allá de las Jurisdicciones Nacionales, conocido como “tratado de BBNJ” por sus siglas en inglés, este liderazgo en conservación marina ahora se extiende hacia la alta mar, siendo uno de los primeros países del mundo en hacerlo.
¿Qué es la alta mar?
Históricamente, el océano era un lugar común de la humanidad y compartido entre los países, donde todos hacían uso de él, pero sin límites claros de hasta donde podían hacerlo. Esta situación causaba conflictos y generaba amenazas ambientales, ya que no había responsabilidades claras para su explotación y cuidado.
En 1994, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, “CONVEMAR”, o también conocida como la “Constitución de los Océanos”, delimitó las zonas económicas exclusivas de los países ribereños, generalmente 200 millas náuticas (370 km aprox.) desde la costa hacia mar adentro, donde los países tienen preferencia y uso exclusivo de explotación. La alta mar, o aguas internacionales, constituye todas las partes del mar no incluidas en las zonas económicas exclusivas de los Estados.
¿Por qué es importante cuidar la biodiversidad de la alta mar?
La protección de la biodiversidad marina en la alta mar es muy importante. Primero, porque casi el 50% de la superficie del planeta corresponde a aguas internacionales, siendo el ecosistema más extenso del mundo. La alta mar no solo abarca una gran superficie, sino que también es profunda y con ello adquiere una característica de tridimensionalidad. La profundidad promedio del océano es de 3.600 m, llegando hasta 11.000 m de profundidad.
Segundo, porque este gran ecosistema contiene una rica biodiversidad, donde habitan decenas de miles de especies únicas, de gran belleza y fragilidad, algunas de las cuales podrían potencialmente proveer grandes beneficios a la humanidad con sus componentes químicos que podrían usarse, por ejemplo, en nuevos fármacos.
Tercero, porque, si bien existían tratados internacionales que regulaban la pesca, la navegación, la contaminación, la explotación del suelo marino, entre otros, hasta ahora no existía un acuerdo global que se hiciera responsable de la conservación de la biodiversidad marina y sus ecosistemas, los cuales son complejos y se encuentran interconectados, desempeñando un papel vital en el mantenimiento de la vida en nuestro planeta, y proporcionando imprescindibles servicios ecosistémicos que, por ejemplo, alimentar y dar empleo a cientos de millones de personas, además de regular nuestro clima.
¿Qué dice este tratado internacional de la alta mar?
El tratado tiene como objetivo asegurar la conservación y sostenibilidad en el uso de la diversidad biológica marina de áreas fuera de las jurisdicciones nacionales, mediante la implementación efectiva de medidas pertinentes y una mayor cooperación y coordinación internacional.
El Tratado de Alta Mar cubre cuatro temas centrales:
- sus recursos genéticos (incluidos la equidad en beneficios y conocimientos tradicionales/indígenas).
- la evaluación de impacto ambiental.
- la creación de capacidades y transferencia tecnológica.
- medidas de gestión basadas en áreas, incluyendo áreas marinas protegidas.
Este último punto es de gran importancia para poder cumplir las metas globales de conservación del 30% del océano a 2030 a través de áreas marinas protegidas. En este sentido, Oceana, junto a otras organizaciones internacionales y centros de investigación, apoya al Gobierno de Chile en la protección de la Cordillera submarina de Salas y Gómez-Nazca, región de casi 3.000 km de largo, con más de 110 montes submarinos, y donde hay más de 80 especies amenazadas o en peligro, como tiburones y rayas, aves, corales, mamíferos marinos como ballenas, peces óseos (varios de importancia pesquera), tortugas marinas y pepinos de mar.